Seidor

10 de noviembre de 2022

LA HORA DE LA ECONOMÍA CIRCULAR

En muchos lugares del mundo se están llevando adelante estrategias de economía circular para enfrentar los peligros de la contaminación, la escasez de recursos y el cambio climático. Cuál es la experiencia en América y por qué la tecnología cumple un rol clave.

La emergencia sanitaria y económica que produjo la pandemia del Covid-19 dejó en evidencia como nunca antes la gravedad de la crisis que debe enfrentar la humanidad: el cambio climático, la contaminación y el agotamiento de los recursos, causados por un modelo de producción y consumo extractivista y no sostenible.

Como respuesta frente a este delicado panorama, en muchos lugares del mundo se están llevando adelante iniciativas de la llamada “economía circular” con el objetivo de eliminar la polución y los residuos, hacer circular materiales y productos, y regenerar la naturaleza.

Lo que propone este nuevo concepto es un cambio de paradigma en la forma en que producimos y consumimos, a través de un flujo constante, una dinámica circular, en la que los residuos puedan ser reutilizados como recursos para volver a ingresar al sistema económico.

Primeros pasos en América

Desde hace algunos años los países del continente americano están desarrollando sus primeras experiencias de economía circular. En 2021 se creó la Coalición de Economía Circular para América Latina y el Caribe, un espacio de encuentro en el que los gobiernos y las empresas intercambian sus experiencias y acuerdan estrategias en común a nivel regional.

Hay naciones como Chile y Colombia que ya han comenzado a implementar políticas públicas para impulsar la economía circular en su sistema productivo, y otras -como Uruguay, Costa Rica y Perú- que lo están haciendo en diferentes sectores.

“Hay puntos de avance muy importantes en los últimos 4 o 5 años en América Latina, pero todavía se necesita ganar escala y velocidad hacia esa transición. No alcanza con compromisos voluntarios, sino que necesitamos que los gobiernos adopten medidas alineadas en esta misma visión, y las conviertan en políticas o tratados a nivel global”, afirma Luisa Santiago, directora ejecutiva de la Fundación Ellen MacArthur, que desde el año 2010 asesora a las empresas y los gobiernos en la construcción de un camino conjunto hacia la economía circular.

En Norteamérica, el gobierno de Estados Unidos impulsa desde 2020 el Pacto por los Plásticos, que tiene como objetivo reducir para el año 2025 la contaminación provocada por los residuos de materiales producidos con polímeros, que a nivel global alcanza los 272 millones de toneladas métricas, 7 de las cuales van a parar a los océanos, perjudicando no solo al medio ambiente sino también a la seguridad alimentaria, el turismo y el transporte marítimo.

Ventajas para todos

Los beneficios de ir hacia una economía circular son muchos y variados. Protege el medio ambiente al reducir el consumo de los recursos naturales, la generación de residuos y la emisión de gases de efecto invernadero. Asimismo, la reutilización de los residuos fortalece las economías locales al disminuir la dependencia de las importaciones. Y también estimula la innovación, desarrolla nuevos empleos y promueve una mayor rentabilidad para las organizaciones.

Un reciente informe elaborado por el Foro Económico Mundial sobre la industria automotriz afirma que la circularidad podría mejorar la rentabilidad del sector en un 50%, y generarle ingresos entre 15 y 20 veces superiores al precio de venta inicial del vehículo.

Por su parte, una encuesta realizada por Gartner señala que el 74% de los líderes de la cadena de suministro que han adoptado estrategias de economía circular en sus organizaciones, esperan incrementar sus ganancias entre los años 2022 y 2025.

El rol de la tecnología

Convencidas de que es cada vez más acuciante la necesidad de tomar acciones para cuidar el medio ambiente y el planeta, muchas empresas también han puesto en marcha estrategias de economía circular en sus sistemas de producción.

Y, en ese sentido, la tecnología juega un rol clave. Según un informe publicado este año por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las tecnologías como el blockchain, internet o el almacenamiento en la nube serán necesarias para lograr una economía circular que sea respetuosa con el medio ambiente y más eficiente en el uso de los recursos.

También la inteligencia artificial (IA) y el internet de las cosas (IoT) son herramientas tecnológicas a las que las organizaciones están acudiendo cada vez más para promover sus negocios circulares, según se desprende de un reciente estudio realizado por StartUs Insights.

El mercado hoy ofrece a las empresas soluciones a medida de las necesidades que demanda el tránsito hacia la economía circular. SAP, por ejemplo, lanzó el año pasado SAP Responsible Design and Production, una solución para diseñar productos en forma sostenible, que se suma a la amplia cartera de aplicaciones de software que ya ofrece la compañía para ayudar a las organizaciones a aumentar sus capacidades de gestión de datos y a ser más sostenibles.

Otras empresas tecnológicas han impulsado proyectos que promuevan la economía circular, como el caso de Seidor, miembro de United VARs, que junto a compañías como Utingal, Enso, Moveratus y Ecoplast, han impulsado mediante la iniciativa REPLAY la primera solución inteligente de reciclaje de poliamidas cuyo objetivo es reciclar residuos plásticos procedentes de diferentes sectores de la industria para darles un nuevo uso..

El camino es más circularidad

Según el último informe de Circle Economy, más de 100 mil millones de toneladas de recursos se usan todos los años en nuestro planeta. De ese total, solo reutilizamos el 9%. El resto, más de un 90%, se convierte en residuos y contamina nuestro medio ambiente.

Y de no mediar un cambio radical en nuestro actual modelo económico lineal basado en el criterio de “tomar, hacer, consumir y desechar”, pasaremos de 100 mil millones de toneladas a 184 mil millones en 2050.

Frente a este panorama sombrío que amenaza el futuro de la humanidad, los gobiernos y las organizaciones tienen por delante el enorme y urgente desafío de seguir profundizando sus estrategias de economía circular, para involucrar a los agentes económicos en el destino final de los productos, aprovechando las herramientas y soluciones que ofrece la tecnología, y así construir un mundo más justo y sostenible.