¿Cuántos dispositivos Android existen?

Lo que en un principio podría parecer una facilidad para los desarrolladores de apps móviles (apostar todo el desarrollo al sistema operativo mayoritario debería ser la opción más sencilla y segura) es, a la hora de la verdad, un verdadero dolor de cabeza. ¿El motivo? La infinidad de modelos distintos de dispositivos con Android como sistema operativo.

¿Cuántos Android hay?

Según los últimos datos facilitados por Google en la pasada edición de su conferencia para desarrolladores (celebrada a principios de mayo de 2019), en el mundo hay 2.500 millones de dispositivos activos de Android. Un dato aplastante que se ve eclipsado por la fragmentación que protagoniza el sector de los dispositivos móviles del androide verde, problema que, lejos de resolverse, parece incrementarse más año tras año.

Cada vez que una compañía presenta su flamante buque insignia o, por el contrario, lanza su nueva flota de móviles low cost o de gama media, el problema se agrava para los desarrolladores.

Así, cuando una empresa decide lanzar una nueva app móvil, no solo se enfrenta al problema de que una versión es insuficiente (sería necesario, como poco, una para iOS y otra compatible con Android): el sistema operativo móvil de Google es demasiado heterogéneo y las apps habrán de adaptarse a la perfección a cada uno de los dispositivos disponibles, y en los que pueden estar instaladas diferentes versiones del propio Android. En resumen, antes de afrontar el desarrollo de la app corporativa, es necesario ser consciente de la inversión de tiempo y dinero que conllevará su lanzamiento.

Ese es, precisamente, el segundo quebradero de cabeza que trae consigo el heterogéneo desarrollo en Android: la multitud de versiones disponibles. Actualmente, se estima que más de la mitad de la mitad de smartphones y tabletas con Android (es decir, más de mil millones de dispositivos) llevan más de dos años de retraso respecto a las actualizaciones del sistema operativo móvil.

El arco de versiones disponibles de Android a día de hoy va desde el vetusto Gingerbread (lanzada a finales del año 2010) hasta el reciente Android 10, disponible desde el pasado año. Según el panel de distribución de Google, en mayo de 2019, aproximadamente el 39% de los dispositivos que accedieron a Google Play tenían Android Pie (lanzado en 2018) o Android Oreo (lanzado en 2017). Por contra, Nougat (lanzado en 2016) y Marshmallow (versión de 2015) estaban presentes en alrededor del 36% de móviles y tabletas. Versiones anteriores a 2015 se llevaban el 25% restante.h

Esta característica fragmentación de Android representa, al menos, tres grandes riesgos para las flotas corporativas de móviles:

• Hay un mayor riesgo de que los fallos de seguridad terminen por afectar a los usuarios. No en vano, con distintas versiones de una app adaptables a las distintas versiones de Android (e incluso los más de 16.000 dispositivos diferentes), desarrollar e implementar parches de seguridad es más complejo.
• Dificulta la adopción de nuevas tecnologías: pagos móviles, soluciones biométricas de identificación o herramientas de realidad virtual o aumentada son tecnologías que difícilmente llegarán a todos los dispositivos Android a la vez si continúa siendo un sistema operativo fragmentado presente en dispositivos móviles de toda clase y condición. Si la app corporativa se centra en una tecnología novedosa, Android representará un mayor quebradero de cabeza.
• El desarrollo. Como hemos señalado, las distintas versiones de Android y el amplio abanico de distintos dispositivos móviles en los que está presente el sistema operativo convierten el desarrollo de una app móvil en un esfuerzo titánico para el que es necesario una importante inversión económica y humana.

Paradójicamente, este conjunto de problemas que presenta el sistema operativo elegido por la mayoría de los usuarios podría suponer una ventaja competitiva para Apple. No en vano, a finales del año pasado el 90 % de los dispositivos móviles de la manzana mordida contaban con alguna de las dos últimas versiones de iOS.

No obstante, a día de hoy es demasiado arriesgado decantarse tan solo por uno u otro ecosistema si el objetivo es contar con la aprobación de una mayoría de usuarios para alcanzar éxito en el mercado de las apps móviles. Obviamente, si la aplicación forma parte del core business de la empresa, no queda otra opción que desarrollar de forma concienzuda una app nativa adaptada y compatible con todos los dispositivos posibles, teniendo en cuenta incluso otros sistemas operativos minoritarios, como Windows Phone.

Sin embargo, también es importante medir el esfuerzo necesario para alcanzar a nuestro público objetivo. Lanzar una app para el sistema operativo de BlackBerry, por ejemplo, carece de sentido: gigantes como WhatsApp o Facebook lo abandonaron y su muerte está fechada para el próximo año. Por otra parte, si se trata de una herramienta de pagos móviles, hacer que la app esté disponible para dispositivos con alguna versión de Android de hace años tampoco es lógico, puesto que no serán compatibles con esta tecnología.

En definitiva, lanzarse a desarrollar una app corporativa conlleva un trabajo de planificación y un proceso de decisión en el que se deben tener en cuenta todos los aspectos posibles. La ingente cantidad de dispositivos distintos con Android (más de 16.000) y sus diferentes versiones en circulación son, sin duda, dos de los principales factores a observar antes de lanzarse al mercado del androide verde de Google.