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mano humana tocando mano robótica

03 de abril de 2023

¿Qué es el Internet de las Cosas (IoT)?

El Internet de las Cosas – en inglés Internet of Things (de aquí nacen las conocidas siglas IoT) – es un término cada vez más presente en nuestra vida cotidiana. Cada día que pasa es más común escuchar como aparecen nuevos dispositivos que pueden hacernos la vida en el hogar y en el trabajo mucho más fácil, gracias a las múltiples posibilidades que sus aplicaciones nos brindan. El Internet de las Cosas está haciendo que todo lo que nos rodea sea cada vez inteligente y receptivo. Y, sin duda, es algo que ha llegado para quedarse.

Definición de Internet de las Cosas

“¿Qué significa IoT? Por lo general, el término Internet de las Cosas se refiere a escenarios en los que la conectividad de red y la capacidad de cómputo se extienden a objetos, sensores y artículos de uso diario que normalmente no las tienen, permitiendo que estos dispositivos generen, intercambien y consuman datos con una mínima intervención humana”, señalan desde la Internet Society. “Sin embargo, no existe ninguna definición única y universal”, concluyen.

Las palabras escritas antes, sobre en qué consiste el Internet de las Cosas, se refieren a una definición más o menos técnica. Pero para quienes poseen un conocimiento menos profundo de este sector, es posible explicarlo de forma más sencilla. Así, podemos señalar que el Internet de las cosas es un concepto que gira en torno a la posibilidad de conectar cualquier dispositivo a Internet y a otros dispositivos conectados. Por tanto, puede entenderse como una gigante red de cosas y personas conectadas, todas las cuales recopilan y comparten datos sobre la forma en que se utilizan y sobre el entorno que las rodea.

Los objetos y dispositivos que pueden incluirse bajo esta categoría son muchos y muy variados y existen numerosos ejemplos de casos de uso de IoT. Y cada vez, más: desde microondas inteligentes, que cocinan automáticamente, hasta vehículos autónomos, que pueden detectar objetos y obstáculos en su camino, sin olvidar dispositivos de fitness que miden la frecuencia cardíaca en un momento determinado. Prácticamente, casi cualquier objeto, más o menos cotidiano, es susceptible de formar parte de este extenso listado si cuenta con la tecnología apropiada.

Antes de cerrar este apartado, y a modo de curiosidad, matizar que se acepta tanto «el» como «la» internet de las cosas:

dos tweets en twitter

¿Cómo funciona el IoT?

Lo que convierte en especial a estos dispositivos y objetos es que poseen unos sensores integrados que los mantienen conectados a una plataforma de Internet de las Cosas, que integra datos de cada uno de ellos y aplica análisis para compartir la información más valiosa con aplicaciones creadas para abordar necesidades específicas.

En definitiva, una plataforma IoT es capaz de conectar los diferentes software necesarios para hacer llegar Internet a un determinado dispositivo con el hardware del que este se compone.

Estas plataformas son capaces de determinar con una exactitud pasmosa, cuáles son las informaciones útiles, con el objetivo de detectar patrones, hacer recomendaciones y prevenir de posibles problemas antes de que ocurran. Algunas de las plataformas más extendidas son Microsoft Azure IoT, AWS IoT o Thingworx.

Los dispositivos y sistemas inteligentes pueden, de esta forma, automatizar ciertas tareas, especialmente cuando son repetitivas, mundanas, lentas o incluso peligrosas. Entonces, ¿para qué sirve el Internet de la Cosas? Simple. Para conseguir hacer más eficiente cualquier proceso.

uso de móvil para abrir la puerta

Internet de las cosas: ventajas y desventajas

Ventajas:

  • Mejora en la eficiencia gracias a la inmediatez de la información.
  • Ahorro de costes, especialmente en su uso industrial (IIoT).
  • Automatización de procesos que mejoran la productividad de éstos.
  • Generación de nuevos servicios y nuevos modelos de negocio.

Desventajas

  • Requiere una inversión tecnológica.
  • Cualquier cosa conectada a Internet, al ser vulnerable a ataques cibernéticos, implica desafíos a nivel de seguridad.
  • Más no siempre es mejor. Es imprescindible identificar la información realmente valiosa y clave.

Historia de esta tecnología

Desde la década de los 70 del pasado siglo XX, se había venido especulando y reflexionando sobre algo similar a lo que tiempo después sería el Internet de las Cosas. Ese después llegó en 1999, de la mano de Kevin Ashton, durante su trabajo en Procter & Gamble. Ashton, que estaba trabajando en el desarrollo de una nueva tecnología llamada RFID, a la que, en un contexto de incremento de la popularidad de Internet, decidió llamar Internet de las cosas. A pesar de que en aquel momento Ashton logró captar el interés de algunos ejecutivos de Procter & Gamble, el término Internet de las Cosas no recibió una atención generalizada durante los siguientes 10 años.

Así, no fue hasta una década después, ya en 2010, cuando esta tecnología comenzó a despuntar, cuando se filtró información de que el servicio Street View además de realizar fotografías de 360 grados, también había almacenado una cantidad ingente de datos de las redes WiFi particulares. Ello supuso la aparición de un debate sobre si este era el comienzo de una nueva estrategia de Google en la que no se iba a conformar con indexar Internet, sino también el mundo físico. Hasta tal punto el asunto trascendió que el gobierno chino anunció que haría del Internet de las Cosas una prioridad estratégica en su Plan Quinquenal.

En 2012, la conferencia de Internet más grande de Europa, LeWeb, se dedicó a este tema, mientras que importantes publicaciones especializadas, como Forbes, Fast Company y Wired, comenzaron a utilizar el término activamente.

Esta evolución imparable hizo que el Internet de las Cosas fuese observado no solo por lo que de innovación tecnológica suponía sino también por las repercusiones económicas que iba a generar.

Un paso importante se dio cuando en enero de 2014 Google anunció la compra de Nest por 3,2 mil millones de dólares, lo que supuso el desembarco del término Internet de las Cosas en la conciencia del mercado masivo. En ese momento, el mercado mundial entendió, por fin, la importancia que el Internet de la Cosas iba a tener en el futuro más cercano.

Hoy, en el estado actual del desarrollo del Internet de las Cosas, se abre un panorama muy prometedor, pero no exento de retos y desafíos.

Conclusión: La importancia del Internet de las Cosas

Está claro: el Internet de las Cosas va a ser, si no lo es ya, un factor fundamental para las organizaciones que quieran ser líderes, prácticamente en cualquier sector. Su uso ofrece un gran valor, en especial en relación con los costes o el aumento de la productividad.

Es cierto que los retos existen, y no son de poca entidad. Sin embargo, con el apoyo y el asesoramiento de los profesionales adecuados, se podrán superar y obtener todos los beneficios posibles.

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