Grandes tendencias del sector TIC en 2022

Las organizaciones están pidiendo a sus proveedores tecnológicos agilidad, innovación, sostenibilidad y nuevos modelos de interacción. Estas altas demandas suponen un reto para el sector, especialmente en un contexto de escasez del talento y de contracción del gasto. La tecnología sigue avanzando de manera acelerada, lo que abre nuevas oportunidades, pero complica la gestión de la innovación. Las empresas tecnológicas se encuentran inmersas en una auténtica batalla por el talento, de la que sólo las compañías capaces de desplegar modelos ágiles de desarrollo y actualización continua de los profesionales saldrán con éxito.

Hemos presenciado un proceso, desde la irrupción de la COVID-19, de explosión de la colaboración digital. Las empresas tuvieron que lidiar en 2020 y 2021 con la obligada no presencialidad, y lo han hecho con éxito gracias al gran esfuerzo y capacidad de los Departamentos de Sistemas de Información. En 2022 las empresas han tenido que decidir qué modelo operacional quieren seguir, algunas abogan por la flexibilidad y agilidad que aporta el teletrabajo, otras han decidido volver a las situaciones prepandemia reinstaurando la presencialidad en las oficinas, algunas otras han optado por empoderar a los empleados y que sean ellos los que elijan cuándo ir a la oficina en un modelo híbrido. Podemos decir que son mayoría las empresas que están optando por una “presencialidad flexible”, con entornos híbridos con un papel importante de la colaboración digital no presencial.

Si nos centramos en tendencias tecnológicas, estamos presenciando la mayoría de edad de las tecnologías IoT (Internet of Things) y la paulatina expansión del 5G. La inteligencia artificial (IA) está cada vez más presente, aunque está lejos de desplegar todo su potencial. Mientras la robotización de procesos de administración, logística, contabilidad y recursos humanos ha empezado a convertirse en un commodity, las aplicaciones específicas de la Inteligencia Artificial en los sectores productivos están lejos de estar desplegadas.

Una de las tendencias más importantes es la democratización de la tecnología mediante el “Everything-as-a-Service” y la revolución “No-code”. Ambas tendencias permiten una democratización del acceso a la tecnología, que permite que las pequeñas y medianas empresa puedan dotarse de tecnología con un menor coste. Las interfaces “No-code” (sin necesidad de código) se harán cada vez más populares, ya que la falta de conocimientos de programación, o la comprensión detallada de las estadísticas y las estructuras de datos, dejarán de ser una barrera.

Finalmente, estamos presenciando la virtualización e hibridación de la realidad basada en tecnología. Si bien todavía es normal ser escépticos con el alcance y retorno inmediato de iniciativas como el metaverso, ese espacio virtual y persistente que replica de alguna manera la realidad y elimina las barreas físicas entre personas, no es menos cierto que las aplicaciones de la realidad aumentada e híbrida están ya teniendo resultados reales en sectores tan diferentes como la fabricación o los servicios de salud. Es evidente que el metaverso no será una realidad mañana, pero no lo es menos que debemos observar con interés el fenómeno y empezar a invertir en las realidades extendidas.

De cara al 2023, nuestra visión del mercado es que, incluso en un contexto tecnológico incierto, las empresas van a seguir apostando por la tecnología como palanca de crecimiento. Vamos a vivir un año de impulso de la democratización del acceso a la tecnología, en la que incluso las pymes van a invertir en tecnologías digitales. Sin embargo, debido al contexto económico, cada vez más, las inversiones van a estar fuertemente destinadas al impulso al crecimiento y a la rentabilidad. Las empresas van a enfocar sus esfuerzos, más que nunca, con el objetivo de crecer en un contexto hostil. Tecnologías como la inteligencia artificial, el metaverso, blockchain y la computación cuántica van a seguir desarrollándose, pero donde vamos a tener nuestro campo de principal aportación de valor es la digitalización de las operaciones, la comercialización de las relaciones con los clientes de las medianas empresas, gracias a la democratización tecnológica de la que hemos hablado anteriormente. Finalmente, todo ello deberá hacerse pensando en la sostenibilidad de los negocios. 2023 será, a nuestro juicio, un año difícil, con tensiones que dificulten el crecimiento, pero con extraordinarias oportunidades.