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09 de noviembre de 2022

Humanismo Tecnológico: convertir las STEM en STEAM

Como hemos visto en otras entradas del blog, el humanismo tecnológico enfatiza el papel del ser humano como figura clave que lidera el descubrimiento y la innovación, en el que el impacto social de la innovación tecnológica debe ser siempre positivo y con enfoques centrados en el ser humano.

La iniciativa destaca el papel de la ética, la empatía, la política, la innovación responsable, la equidad, el diseño del factor humano, la identidad humana, la creatividad, la colaboración global, los valores sociales, la inclusión y la diversidad, la sostenibilidad y la atención al futuro del trabajo para garantizar una perspectiva viable para la prosperidad humana en medio de importantes innovaciones tecnológicas que darán forma a nuestro mundo en las próximas décadas.

El humanismo tecnológico, por tanto, comprende que el desarrollo, implantación y empleo de la tecnología debe guiarse por enfoques centrados en el ser humano y, además, debe estar comprometida con el servicio a la humanidad.

La A de las STEAM

En un momento en que las STEM (Science, Technology, Engenieering and Maths, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) tienen más peso e importancia en el desarrollo económico y social, la inclusión de las A de las Artes para configurar las STEAM cobra cada vez más fuerza e importancia.

No en vano, nuestra vida cotidiana se entrelaza cada vez más con la tecnología y se ve mejorada por ella. Por eso, los algoritmos deben ser responsables, éticos, equitativos y justos, para lo que es necesario incluir disciplinas más próximas al humanismo en el centro de todos los desarrollos tecnológicos. Estudios como la filosofía, el derecho, la psicología o el bienestar y la no discriminación resulta vital para que la tecnología y los datos, lejos de agrandar las diferencias subyacentes, sean capaces de subsanarlas y corregirlas, para no dejar a nadie atrás, independientemente de su condición y situación.

Por eso, el mundo necesita expertos que puedan garantizar que el progreso en el ámbito digital conduzca a la prosperidad en todo el planeta, beneficiando a personas de todos los ámbitos.

Las Leyes de Asimov

Podemos establecer un cierto paralelismo entre las tres leyes de la robótica de Asimov y su aplicación en el campo tecnológico.

Según estos tres principios:

  1. Un robot no puede dañar a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daños.
  2. Un robot debe obedecer las órdenes que le den los seres humanos, excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia siempre que dicha protección no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley.

Llevado a la tecnología, está claro que esta no puede ser concebida ni aplicada para hacer daño a otros humanos y, en cierta medida, solo responde por las órdenes que le dan las personas. Aunque un algoritmo responda a las acciones de otro programa, ambos han sido diseñados por personas por lo que, conceptualmente, se complementan y ambos responden a lo que un humano les ha pedido, diseñándoles para tal cometido.

No en vano, cualquier avance tecnológico debe estar destinado para mejorar la vida humana: la revolución industrial redujo el trabajo físico, la imprenta de Gutenberg impulsó la alfabetización, Internet hizo el mundo más interconectado y accesible… La tecnología facilita la vida de las personas, las educa, las capacita y las libera.

Aunque también existen sombras en el desarrollo de la tecnología (por ejemplo, el uso de los datos, los problemas de privacidad, confidencialidad, seguridad y ética), la ética y el humanismo deben estar en la propia definición del desarrollo y uso que se haga de la tecnología.

Algunos ejemplos

Pero, además de todo lo anterior, cabe señalar que algunos desarrollos tecnológicos están especialmente pensados para hacer la vida de las personas más fácil, como pueden ser las aplicaciones de detección y corrección de dificultades como la dislexia o el autismo.

Yendo a casos más generalistas, la tecnología también facilita la labor del tercer sector: desde la planificación de la logística para alimentar a miles de refugiados hasta la entrega de vacunas, pasando por la educación, la creación de oportunidades de trabajo o la defensa de los derechos humanos, las herramientas tecnológicas se utilizan para mejorar los resultados y, a menudo, para obtener directamente el beneficio social.

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